Los padres del jugador del fútbol

Uno de los temas importantes en la psicología en el fútbol base es el relacionado con los padres. David Llopis quiso darnos algo más de profundidad de lo que nos podía dar en la charla sobre los factores psicológicos que se tratan en la formación y nos pasó un documento de obligatoria para los padres de jóvenes futbolistas.

En este post de invitado podréis ver una serie de recomendaciones que hay que muy en cuenta si tienes un futbolista en casa.

El complejo mundo de los padres de jóvenes futbolistas
Una de las funciones más complejas que pueden desempeñar las personas es la que se derivan del hecho de ser padre. La situación se hace más compleja cuando a las situaciones de la vida cotidiana se añaden las propias de la práctica deportiva de los hijos, especialmente cuando se trata del fútbol. En este artículo presentamos algunas recomendaciones para padres de jóvenes futbolistas con la finalidad de que les ayuden a reflexionar sobre su papel.

 

Introducción
Los padres desean lo mejor para sus hijos. Cuando se les pregunta cómo desearían que fuesen sus hijos de mayores suelen responder que les gustaría que fuesen felices, buenas personas, con buenas amistades, responsables, estudiosos, con un buen trabajo, educados, personas sanas o con capacidad para tomar decisiones. Los padres desean lo mejor para ellos e intentan tomar las decisiones que están en sus manos para lograrlo.

Estas decisiones son muy importantes ya que con ellas se está determinando, entre otras cosas, el tipo de experiencias con las que se va a enfrentar el niño. Las situaciones que experimente y cómo las afronte van a influir notablemente en su desarrollo. Hoy en día es asumido por la mayoría de profesionales de la educación que el entorno (ambiente) y las experiencias que éste le proporciona van a condicionar sustancialmente su forma de ser y de comportarse.

Una de las decisiones que suelen tomar los padres tiene que ver con la práctica deportiva de sus hijos. Los padres intentan que estos realicen alguna actividad deportiva ya que son conscientes de la importancia que puede tener el deporte para su desarrollo. Por esto, en la actualidad son cada vez más los niños que a edades tempranas se inician en alguna actividad deportiva.

Afortunadamente, los propios niños manifiestan su interés por practicar algún deporte, especialmente el fútbol. Las razones que alegan al respecto son múltiples y muy variadas. Unos lo hacen fundamentalmente porque les gusta la actividad física en general. Para otros, el fútbol es el deporte al que más juegan en el colegio y con el que se divierten con sus amigos. A otros, los más influidos por las repercusiones mediáticas de sus ídolos, les gustaría convertirse en futbolistas profesionales. Son, pues, muchas las razones que motivan a los niños a escoger el fútbol, todas ellas bajo la influencia de lo que significa en nuestra sociedad este deporte.

Beneficios de la práctica del fútbol
En el desarrollo de una persona, como comentábamos anteriormente, tiene una gran influencia las situaciones que vive a lo largo de su infancia y adolescencia. Es importante que su vinculación al deporte le aporte experiencias que le ayuden a crecer como persona y le permitan adquirir unas competencias útiles para su vida adulta. Para ello es primordial el papel de las personas que le rodean. Estas deberán aprovechar las experiencias que el deporte le va a proporcionar para ayudarle a crecer como persona.

No debemos olvidar que el deporte puede aportar muchos beneficios como el fomento de la autonomía, el desarrollo de habilidades de cooperación, el fortalecimiento de la fuerza de voluntad, el desarrollo de las habilidades para relacionarse con otras personas, el aumento de la tolerancia a la frustración, la diversión y el entretenimiento son favorecedores de una forma adecuada de ocupar el tiempo de ocio (Buceta, 2004). Todos estos beneficios ayudarán a establecer objetivos y a desarrollar estrategias para lograrlos y mejorar la condición física y el equilibrio psicológico.

En este sentido entendemos que la práctica deportiva es un instrumento idóneo para la formación integral de los futuros adultos, contribuyendo a fomentar estilos de vida saludables, valores adecuados y a dotarlos de recursos psicosociales con los que afrontar las distintas situaciones con las que los jóvenes se van a ir encontrando a lo largo de su desarrollo (Llopis, 2009). Sin embargo, hemos de tener presente que el deporte por sí sólo no es necesariamente eficaz para cumplir estos objetivos. Algunos trabajos han puesto de manifiesto que el deporte no siempre provoca beneficios en el desarrollo psicológico de los niños (Torregrosa y Cruz, 2006).

Para logar que el deporte contribuya positivamente al crecimiento de los jóvenes es importante que tengamos presentes las contribuciones de la psicología del deporte junto con las de otras ciencias del deporte. En este sentido, la mayoría de las investigaciones y trabajos se centran en la influencia del denominado “triángulo deportivo”, formado por el entrenador, el futbolista y sus padres. Además de estos tres elementos del triángulo se debe también tener en cuenta a los directivos y a los árbitros, lo que ha motivado que algunos prefieran hablar del “pentágono de la iniciación” (Dosil, 2004). En esta ocasión, por motivos de espacio, únicamente nos vamos a centrar en el papel de los padres.

El papel de los padres
Ya hemos dicho que los padres desean lo mejor para sus hijos. Sin embargo, en bastantes ocasiones, especialmente cuando hablamos de fútbol, lo que suele suceder es que los padres, pese a su intención de ayudar y querer lo mejor para sus hijos, ejercen una influencia negativa hacia su práctica deportiva. Unos porque no están concienciados de su importancia y no refuerzan suficientemente a sus hijos para que practiquen alguna actividad deportiva. Otros, en número importante, porque su actitud no es la más adecuada para los futuros futbolistas. Tanto es así que muchas veces son los padres los que crean un ambiente de estrés que sus hijos no pueden soportar y se ven abocados al abandono deportivo como válvula de escape. Otras veces valoran más los éxitos de sus hijos que los esfuerzos y beneficios que van a conseguir a largo plazo. Y cuando los resultados no llegan el joven se siente insatisfecho.

Recientemente, tuvimos ocasión de presenciar un partido de niños en el que uno de ellos, saturado por los continuos comentarios recriminatorios de su padre desde la banda, le gritó diciéndole que lo dejara ya en paz, con un rostro de malestar y sufrimiento.

Otro ejemplo que puede ilustrar esta mala influencia de los padres lo pudimos presenciar recientemente cuando una madre le decía a su marido (después de que éste recriminase constantemente a su hijo por haber perdido un partido) que sus comentarios son el motivo por el cual su hijo no desea que vaya a verlo jugar.

Así pues, los padres deberían ser coherentes con lo quieren para los hijos (que hagan deporte, que se lo pasen bien, que estén con sus amigos) y lo que hacen (comentarios, gestos y los valores a los que prestan atención).

 

Potenciar la relación con el hijo
Los padres deben evitar estas contradicciones y posibilitar que las distintas experiencias que van a vivir sus hijos se conviertan en oportunidades para demostrarles que pueden contar con ellos y fortalecer la relación, especialmente mejorando la comunicación. En este sentido, cuando un niño no dispone de los minutos de juego que le gustaría se puede sentir mal. Esta es una buena ocasión para que los padres le ayuden a expresar sus sentimientos, así como a afrontar la situación y a salir fortalecido de ella. En estos casos, una actitud de tranquilidad contribuirá a potenciar los recursos del menor y ayudarle a establecerse metas que pueda alcanzar.

El fútbol como fuente de satisfacción
También es importante que la práctica del deporte sea una fuente de satisfacción para todos. En ocasiones son los padres los que conceden excesiva importancia al resultado final. Hay que recordar que la mayoría de niños, lo que desean es estar con sus compañeros de equipo, pasarlo bien y disfrutar del momento. Si pierden se les olvida pronto. Somos los adultos los que, muchas veces sin ser conscientes de ello, concedemos una importancia desproporcionada al resultado. En este sentido, es más adecuado para el desarrollo de los hijos centrar la atención sobre los aprendizajes que se están produciendo y en los valores que se están adquiriendo (solidaridad, compañerismo, sacrificio…), que en el resultado o en saber quién ha marcado los goles. Así pues, las preguntas del tipo “¿cómo has quedado” o “¿has ganado?”, deben dejar paso a otras como “¿qué tal te lo has pasado?” o “¿cómo has jugado?”.

El triunfo del equipo
Otro aspecto que los padres no deben olvidar es que el fútbol no es un deporte individual. Por tanto, les debemos trasmitir la importancia que tiene el grupo. Deben saber que es importante contribuir a que todos los jugadores se encuentren bien en el equipo y que el éxito individual depende de todos. Generalmente los padres y sus hijos conceden especial relevancia al gol. Se focaliza la atención en el gol realizando preguntas como por ejemplo ¿quién ha marcado los goles?, ¿cuántos has marcado tú? o ¿por cuántos goles habéis ganado? Este tipo de preguntas hace que se preste atención sobre un aspecto concreto del juego y que no se valore la importancia que el resto de funciones y tareas tienen. Por ello es importante que trasmitamos la importancia que poseen los que habitualmente no meten los goles, que valoremos su trabajo y que destaquemos su relevancia para el desarrollo de un partido. Como dice Pep Guardiola en una anuncio reciente “que sepan que solos, sin el resto del equipo, es imposible”. En definitiva, que sean conscientes de que para poder jugar a fútbol es necesaria la participación e implicación de todos.

La importancia de los estudios
Los padres no deben perder de vista que muy pocos jóvenes futbolistas serán profesionales en el futuro. Por esto los menores no deben descuidar los estudios y deben aprender a compaginarlos con las otras actividades, entre ellas las deportivas. Esto implica que deben aprender a organizarse muy bien el tiempo y, además, el que disponen aprovecharlo con eficacia. Los padres deben ayudarle a que se planifique adecuadamente. Si el rendimiento académico no es el deseado deberán buscar soluciones que le permitan seguir con el deporte y mejorar su rendimiento. Hablar con los profesores, buscar un apoyo educativo o reorganizar mejor el tiempo pueden ser algunas de las soluciones. En definitiva, es importante ayudar a los hijos a que compaginen el deporte con los estudios.

 

Controlar las expectativas
Cuando el hijo es de los que destaca en el terreno de juego los padres deben estar especialmente alerta. En muchas ocasiones son los propios padres los que generan unas expectativas que no contribuyen a la evolución del menor. En estos casos lo mejor es ser prudente y no dejar que “la imaginación vuele”. Conviene enfatizar todavía más los mensajes que trasmitan la importancia de la prudencia, la humildad, el esfuerzo, el compañerismo y valores similares. Es importante que el joven sepa que, pese a que en estos momentos todo le va bien pueden llegar día más difíciles. Para trasmitir esta idea conviene apoyarse con las situaciones que pueden estar viviendo algunos jugadores de reconocido prestigio (lesiones, mala racha deportiva, no contar con un entrenador o alguna situación similar).

Superar los momentos adversos
Durante la vida deportiva de un jugador éste va a tener buenos momentos y otros no tan buenos. Es importante que los padres le ayuden a convivir con ellos y a que aprenda tanto de unos como de los otros. Especialmente cuando las cosas no van bien es cuando todavía tiene más importancia saber escuchar y trasmitir apoyo al hijo. Es importante que él sepa que sus padres lo quieren como persona con independencia de sus éxitos deportivos.

Importancia del entrenador
La aceptación del papel del entrenador es una de las claves más importante para que le experiencia deportiva sea positiva. Es muy significativo que los padres confíen en el entrenador. Cuando existe desconfianza por parte de los padres, estos trasmiten mensajes que interfieren en las instrucciones y planteamientos del entrenador. Cuando un padre tiene dudas sobre la labor del entrenador, debe valorar si conviene que hable con él de forma adecuada y le trasmita sus inquietudes. Sin embargo, no debemos olvidar que la mayoría de padres creen saber de fútbol, pero que no son los entrenadores sino los padres.

En definitiva, es vital que estos dejen a los entrenadores realizar su trabajo, beneficiando de esta forma a sus hijos. Además hay que valorar el trabajo que hacen y el respeto que se merecen. Por ejemplo, cuando un niño va a faltar a un entrenamiento conviene avisar a su entrenador ya que, normalmente, preparan actividades teniendo en cuenta el número de jugadores de que disponen. Es importante también que las ausencias sean justificadas y, no vale, por ejemplo, justificar una ausencia alegando que tiene que estudiar para un examen. Este motivo indica que el jugador no está compaginando de forma adecuada sus estudios con el deporte, que no se está planificando convenientemente. Situaciones como las de este ejemplo nos permiten trasmitirles la importancia de la responsabilidad y del cumplimiento de los compromisos.

Actitud y comportamientos de los padres antes, durante y después de los partidos
Todas las recomendaciones que hemos visto hasta ahora son importantes. Pero la actitud y el comportamiento de los padres durante el día de la competición son todavía más, ejerciendo una notable influencia sobre los hijos. Antes de los partidos los padres deben ayudar a disminuir la presión que su hijo pueda percibir. Los niños tienen mucha ilusión por este deporte y quieren hacerlo muy bien. Es el momento de destacar la importancia de divertirse y de mejorar. Los adultos deben ayudarlos a que centren su atención en las instrucciones que le va a dar el entrenador. Durante el encuentro, el papel de los padres es, desde la grada, fomentar la deportividad, centrar los elogios en los esfuerzos y no dar importancia a los errores. Es importante no solo lo que se dice sino también los gestos que se hacen. Finalmente, después del partido, los adultos deben centrar la atención en cómo se lo han pasado y el grado de diversión o lo emocionante que ha sido el encuentro; todo ello desde una actitud de tranquilidad y de refuerzo de las conductas y valores positivos que se han producido durante el encuentro.

 

Resumiendo
En definitiva, practicar algún deporte como el fútbol debe ser una experiencia positiva para el joven. Las prácticas deportivas pueden generar muchos beneficios, potenciando cualidades psicológicas como la concentración, la autoestima o la capacidad de superación. También pueden servir para reforzar valores tan importantes como la amistad, el esfuerzo, la responsabilidad o el compromiso. Para que el deporte sea un instrumento que permita desarrollar todo el potencial de un niño es importante que su entorno, especialmente padres y entrenadores, desarrollen una actitud y unos comportamientos adecuados. En este artículo se han presentado algunos consejos y recomendaciones para aquellos padres que pretendan mejorar su influencia sobre sus hijos deportistas.

 

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